España se ha convertido en el epicentro de la Crisis Económica Europea. Ya no se puede hablar de recesión; España se encuentra en una Depresión en toda regla con un paro que supera el 24%, comparable al de EE UU en el peor momento de la Gran Depresión, y con un desempleo juvenil de más del 50%…y una imagen que encarece progresivamente los costes de financiación españoles (la famosa prima de riesgo).
Y la historia económica española no se parece en nada a la de Alemania. España no ha sido una derrochadora desde el punto de vista fiscal; al comenzar la crisis tenía incluso una deuda baja y superávit presupuestario.
Desgraciadamente, también tenía una enorme burbuja inmobiliaria…gracias a los grandes préstamos de los bancos alemanes (que compraban la deuda española).Cuando la burbuja estalló, la economía española fue abandonada a su suerte.
Los problemas fiscales españoles son una consecuencia de su depresión, no su causa.
Y la receta que propone Alemania, una austeridad fiscal aún mayor, es descabellada, porque hunde a las economías deprimidas…
¿Cuál es la alternativa? En la década de 1930 (época a la que Europa se parece cada vez más), el requisito fundamental fue el abandono del patrón oro. La medida equivalente ahora sería una salida del Euro, y el restablecimiento de las monedas nacionales.
Pueden decir que esto es inconcebible y perjudicial económica y políticamente…Pero lo que es realmente inconcebible es mantener el error de imponer una austeridad cada vez más rigurosa a países con este nivel de desempleo, de la época de la Gran Depresión.
Europa necesita Políticas Monetarias Expansionistas, una inflación más elevada, para que exista una esperanza de recuperación para España y los otros países en apuros…
Sin embargo, lo que vemos es una absoluta falta de flexibilidad. En marzo los líderes europeos firmaron un pacto “fiscal” que establece la austeridad fiscal (recortes) como única respuesta ante todos y cada uno de los problemas (chocolate para todos).
Y los directivos del BCE declaran su voluntad de aumentar los tipos a la mínima señal de una inflación más elevada… Es difícil evitar una sensación de desesperación. En vez de admitir que se han equivocado, los políticos parecen decididos a tirar su economía (y a la sociedad) por un precipicio. Y el mundo entero pagará por ello.
Lo dice Paul Krugman…
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