sábado, febrero 06, 2010

3a parte Dioses menores Mitología Romana

3.2 DIOSES MENORES Al igual que los dioses mayores aceptados por todos los hombres, aparecían junto a estos diversas divinidades menores cuyo culto poseía menor extensión. Entre estas divinidades podemos encontrar a los siguientes: HESTÍA: o Vesta para los romanos. Es la diosa del hogar, permanece virgen, protectora de la familia, se identifica con el fuego hogareño. HÉCATE: Es la diosa de las encrucijadas y los caminos, asociada a la luna y al mundo tenebroso de las sombras y los muertos. HELIOS: Es el Sol. Su culto está poco extendido solapado por el culto al dios Febo. SELENE: Es la Luna. Su persona es absorbida por el culto a la diosa Artemisa. PAN: Hijo de Hermes, dios de los espacios agrestes, al margen de la civilización. Tiene cuerpo y patas de macho cabrío. ILITÍA: Es la diosa del nacimiento, acude en ayuda de las jóvenes parturientas. También había divinidades menores que se representaban en grupos de mayor o menor extensión: a veces en trío como las Morías( o Parcas) , las Cárites ( o Gracias) , las Gorgona o las Horas. Las Musas eran 9. Las Linfas son incontables, al igual que los Sátiros, Titanes o Gigantes: MOIRAS: Son las diosas del nacimiento humano y del destino. La primera es la que hila el hilo de la vida, la segunda hace con él el ovillo y la tercera es la que lo corta inesperadamente cuando quiere. GRACIAS: Son las diosas de la belleza, el encanto y la alegría. HORAS: Son los genios de la vegetación que correspondían a los tres momentos del desarrollo de las plantas( nacimiento, crecimiento y fructificación). MUSAS: Son las diosas del canto, de la poesía, las artes y las ciencias. IV. MITOLOGÍA ROMANA La mitología romana, es decir las creencias mitológica de los habitantes de la Antigua Roma, puede considerarse formada por partes. La primera, principalmente tardía y literaria, consiste en préstamos completamente nuevos procedentes de la mitología griega. La otra, mayoritariamente antigua y cúltica, funcionaba en formas muy diferentes a las de equivalente griega. Naturaleza de los antiguos mitos romanos Los romanos no tenían relatos secuenciales sobre sus dioses comparables a la Titanomaquia o la seducción de Zeus por Hera, hasta que sus poetas comenzaron a adoptar los modelos griegos en el último lapso de tiempo de la república romana. Lo que sí tenían, sin embargo, era: Un sistema muy desarrollado de rituales, escuelas sacerdotales y panteones de dioses relacionados; Un rico conjunto de mitos históricos sobre la fundación y auge de su ciudad por parte de actores humanos con ocasionales intervenciones divinas. El modelo romano incluía una forma muy diferente a la de los griegos de definir y concebir a los dioses. Por ejemplo, en la mitología griega Deméter era caracterizada por una historia muy conocida sobre su dolor por el rapto de su hija Perséfone a manos de Hades. Los antiguos romanos, por el contrario, concebían a su equivalente Ceres como una deidad con un sacerdote oficial llamado flamen, subalterno de los flamines de Júpiter, Marte y Quirino, pero superior a los de Flora y Pomona. También se le consideraba agrupado en una tríada con otros dos dioses agrícolas, Liber y Libera, y se sabía la relación de dioses menores con funciones especializadas que le asistían: Sarritor (escardado), Messor (cosecha), Convector (transporte), Conditor (almacenaje), Insitor (siembra) y varias docenas más. Así pues, la «mitología» romana arcaica, al menos en los referente a los dioses, no estaba formada por relatos sino más bien el entrelazamiento y las complejas interrelaciones entre dioses y humanos. La religión original de los primeros romanos fue modificada por la adición de numerosas y contradictorias creencias en épocas posteriores, y por la asimilación de grandes porciones de la mitología griega. Lo poco que se sabe sobre la religión romana primitiva no es gracias a relatos de la época sino a escritores posteriores que buscaron preservar las viejas tradiciones del olvido en el que estaban cayendo, como el estudioso del siglo I adC Marco Terencio Varrón. Otros escritores clásicos, como el poeta Ovidio en sus Fastos (‘calendario’), fueron fuertemente influidos por los modelos helenísticos, y en sus obras se recurre con frecuencia a las creencias griegas para rellenar los huecos de las tradiciones romanas. 4.1 MITOLOGÍA ANTIGUA SOBRE LOS DIOSES En contraste con la escasez del material narrativo sobre los dioses, los romanos tenían una rica panoplia de leyendas sobre la fundación y primera expansión de su propia ciudad. Además de estas tradiciones de origen mayoritariamente local, a este surtido se injertó material procedente de las leyendas heroicas griegas en una época temprana, haciendo por ejemplo a Eneas antepasado de Rómulo y Remo. La Eneida y los primeros libros de Livio son las mejores fuentes exhaustivas para esta mitología humana. V. DIOSES ROMANOS 4.2 MITOLOGÍA ANTIGUA SOBRE LA HISTORIA ROMANA El ritual romano distingue claramente dos clases de dioses, los di indigetes y los di novensides o novensiles. Los indigetes eran los dioses nacionales protectores del Estado y los títulos de los primeros sacerdotes, así como las festividades fijas del calendario, indicaban sus nombres y naturaleza; treinta de esos dioses eran venerados en festivales especiales. Los novensides fueron divinidades posteriores cuyos cultos se introdujeron ya en el periodo histórico. Las primeras divinidades romanas incluían, además de los di indigetes, una serie de dioses, cada uno de los cuales protegía una actividad humana y cuyo nombre se invocaba cuando se ejecutaba dicha actividad, la cosecha, por ejemplo. Fragmentos de un viejo ritual que acompañaba actos tales como arar o sembrar revelan que en cada fase de la operación se invocaba una divinidad diferente, cuyo nombre derivaba regularmente del verbo correspondiente a la acción que se realizaba. Esas divinidades pueden agruparse bajo el término general de dioses auxiliares o subalternos, a quienes se invocaba junto con las divinidades mayores. El primitivo culto romano no era tanto politeísta como polidemonista: adoración a los seres invocados por sus nombres y funciones, y el numen o poder de cada divinidad se manifestaba de maneras muy especializadas. El carácter de los indigetes y sus festivales muestran que el primitivo pueblo romano no era sólo una comunidad agrícola sino que también practicaba la lucha y la guerra. Los dioses representaban claramente las necesidades prácticas de la vida cotidiana, tales como las sentía la comunidad romana a la cual ellos pertenecían. Estaban escrupulosamente acordados los ritos y las ofrendas que se consideraban adecuadas. Así, por ejemplo, Jano y Vesta guardaban las puertas y el hogar, los lares protegían el campo y la casa, Pales, los ganados, Saturno, la siembra, Ceres, el crecimiento de los cereales, Pomona, los frutos, y Consus y Ops, las cosechas. Hasta el majestuoso Júpiter, el soberano de los dioses, era venerado por la ayuda que sus lluvias podían dar a las granjas y a los viñedos. En un sentido más amplio se le consideraba como el que tenía el poder sobre el rayo, era el encargado de regir la actividad humana y, dado su poder omnímodo, protegía a los romanos en sus actividades militares en las fronteras de su propia comunidad. En los primeros tiempos sobresalían los dioses Marte y Quirino, a menudo identificados entre sí. Marte era un dios protector de los jóvenes y de sus actividades, especialmente de la guerra; se lo honraba en marzo y en octubre. Los modernos investigadores piensan que Quirino era el patrono de la comunidad armada en tiempo de paz. JANO En la mitología romana, dios de las puertas y también de los comienzos, que según los romanos aseguraba buenos finales. Su principal templo en el Foro romano tenía puertas que daban al este y al oeste, hacia el principio y el final del día, y entre ellas se situaba su estatua, con dos caras, cada una mirando en direcciones opuestas. En todos los hogares se le dirigía la plegaria matutina, y en toda tarea doméstica se buscaba su asistencia. Como dios de los comienzos, se lo invocaba públicamente el primer día de enero (januarius), el mes que deriva de su nombre porque inicia el nuevo año. Se lo invocaba también al comenzar una guerra, y mientras esto durara, las puertas de su templo permanecían siempre abiertas; cuando Roma estaba en paz, las puertas se cerraban. Jano no tiene equivalente en la mitología griega. VESTA En la mitología romana, diosa del hogar, venerada en un ámbito doméstico como una divinidad casera. El santuario público más importante dedicado a Vesta era su templo redondo en el Foro romano, cuyo fuego, según se decía, lo había llevado desde Troya Eneas, el legendario fundador de Roma. El santuario era símbolo de la seguridad de la ciudad y lo custodiaban permanentemente seis vírgenes vestales, sacerdotisas que conservaban encendido el fuego y que servían durante periodos de treinta años sometidas a severas reglas. A principios de junio de cada año se celebraban fiestas en honor de Vesta, llamadas Vestalia. En cuanto a su imagen, la diosa era asociada con las llamas de su fuego. Su equivalente griega era Hestia. LARES En la mitología romana, divinidades tutelares de las encrucijadas y de las regiones campesinas; también, y más habitualmente, dioses del hogar. Se veneraba a los lares compitales en el compitum, ‘encrucijadas’ donde se reunían cuatro parcelas de una propiedad. Según algunos modernos investigadores, los lares familiares, o ‘dioses del hogar’, que se distinguían claramente de los lares compitales, habrían sido espíritus divinizados de los antepasados muertos, a quienes se veneraba como espíritus divinos en contraste con los malignos verdugos, las larvae; de acuerdo con la teoría ampliamente aceptada, los lares del hogar eran también originalmente espíritus de los campos cultivados y sólo más tarde se les atribuyeron funciones domésticas. El lar familiaris, ‘espíritu guardián del hogar’, era el centro del culto familiar, y los escritores romanos solían emplear la palabra lar con el significado de ‘hogar’. Durante el periodo de la República Romana cada hogar tenía sólo un lar familiaris, pero bajo el Imperio Romano se veneraban regularmente dos lares, que llegaron a identificarse con los penates. La religión oficial del Estado incluía el culto de los ‘lares públicos’ o lares praestites, guardianes de la ciudad, que tenían un templo y un altar en la vía Sacra, cerca del monte Palatino. SATURNO En la mitología romana, antiguo dios de la agricultura. En leyendas posteriores se lo identifica con el dios griego Cronos, quien, después de haber sido destronado por su hijo Zeus (en la mitología romana, Júpiter), huyó a Italia, donde gobernó durante la edad de oro, un tiempo de paz y felicidad completas. Durante las fiestas llamadas saturnales, cada 17 de diciembre se rememoraba la edad de oro durante siete días. Todas las actividades se suspendían y se postergaban ejecuciones y operaciones militares. Era un periodo de buena voluntad, dedicado a los banquetes y al intercambio de visitas y regalos. Un rasgo peculiar de este festival era la libertad que se daba a los esclavos, quienes durante este tiempo ocupaban el sitio preferencial en la mesa familiar y eran servidos por sus amos. Saturno era el marido de Ops, diosa de la abundancia. Además de Júpiter, que era soberano de los dioses, entre los hijos de Saturno figuraban Juno, diosa del matrimonio; Neptuno, dios del mar; Plutón, dios de los muertos y Ceres, diosa de los cereales. En el arte, se suele representar a Saturno con barba, sosteniendo una hoz y una espiga de trigo. CERES En la mitología romana, diosa de la agricultura. Ella y su hija Proserpina eran equivalentes a las diosas griegas Deméter y Perséfone. La creencia griega de que su júbilo al reunirse con su hija cada primavera hacía que la tierra produjera frutos y granos en abundancia fue introducida en Roma en el siglo V a.C., y su culto se volvió sumamente popular, sobre todo entre los plebeyos. La palabra cereal deriva de su nombre. Su festividad más importante, las Cerealia, se celebraba del 12 al 19 de abril. JÚPITER En la mitología romana, soberano de los dioses, hijo del dios Saturno, a quien derrocó. Originalmente dios del cielo y rey del firmamento, Júpiter era venerado como dios de la lluvia, el rayo y el relámpago. Como protector de Roma se lo llama Júpiter Optimus Maximus (el mejor y más alto) y se lo veneraba en un templo sobre el monte Capitolino. Como Júpiter Fidius era guardián de la ley, defensor de la verdad y protector de la justicia y la virtud. Los romanos identificaban a Júpiter con Zeus, el dios supremo de los griegos, y asignaban al dios romano los atributos y mitos de la divinidad griega; el Júpiter de la literatura latina, por tanto, tiene muchas características griegas, pero el Júpiter del culto religioso romano se mantuvo esencialmente libre de la influencia griega. Con las diosas Juno y Minerva, Júpiter formaba la tríada que constituía el culto central del Estado romano. MARTE En la mitología romana, dios de la guerra, hijo de Júpiter, rey de los dioses, y de su mujer, Juno. Una de las deidades romanas más importantes, se consideraba a Marte el padre del pueblo romano, porque era padre de Rómulo, el legendario fundador de Roma. Originalmente un dios del año, especialmente de la primavera, los romanos identificaban a Marte con el dios griego de la guerra, Ares. Los nombres del día martes y del mes de marzo derivan del nombre de este dios. Artísticamente suele ser representado joven y vigoroso, con coraza, casco, escudo y yelmo, aunque en ocasiones aparezca de forma poco convencional, caso del Marte de Velázquez que se halla en el Museo del Prado de Madrid. QUIRINO En la primitiva mitología romana, dios de la guerra venerado por las sabinas. En la mitología romana posterior, se identificaba a Quirino con el divinizado Rómulo, legendario fundador de Roma. VI. COMPARACIONES ENTRE DIOSES GRIEGOS Y ROMANOS NOMBRE GRIEGO NOMBRE ROMANO PAPEL EN LA MITOLOGÍA Afrodita Venus Diosa de la belleza y del deseo sexual (en la mitología romana, diosa de los campos y jardines) Apolo Febo Dios de la profecía, la medicina y la arquería (mitología grecorromana posterior: dios del Sol) Ares Marte Dios de la guerra Artemisa Diana Diosa de la caza (mitología grecorromana posterior: diosa de la Luna) Asclepio Esculapio Dios de la medicina Atenea Minerva Diosa de las artes y oficios, y de la guerra; auxiliadora de los héroes (mitología grecorromana posterior: diosa de la razón) Cronos Saturno Dios del cielo; soberano de los titanes (mitología romana: dios de la agricultura) Démeter Ceres Diosa de los cereales Dionisio Baco Dios del vino y de la vegetación Eros Cupido Dios del amor Gaya Tierra Madre Tierra Hefesto Vulcano Dios del fuego; herrero de los dioses Hera Juno Diosa del matrimonio y de la fertilidad; protectora de las mujeres casadas; reina de los dioses Hermes Mercurio Mensajero de los dioses; protector de los viajeros, ladrones y mercaderes Hestia Vesta Guardiana del hogar Hipnos Sueño Dios del sueño Hades Plutón Dios de los mundos subterráneos; señor de los muertos Poseidón Neptuno Dios de los mares y de los terremotos Rea Ops Esposa de Cronos/Saturno; diosa madre Urano Urano Dios de los cielos; padre de los titanes Zeus Júpiter Soberano de los dioses olímpicos Estas leyendas o mitos como ya se indicó, servían para explicar la realidad que rodeaba a los hombres en un momento determinado. Algunos de estos mitos explicaban el origen de diversos elementos tales como flores, plantas, animales, objetos...Por ello se relatarán algunas de las más bellas e interesantes fábulas mitológicas. 7.1 MEDUSA En la mitología griega, Medusa era un monstruo femenino cuya mirada convertía a la gente en piedra. Algunas referencias clásicas la describen como una de las tres hermanas Gorgonas, la única mortal de ellas. Medusa, Esteno y Euríale eran despiadados monstruos de manos metálicas, colmillos afilados y cabellera de serpientes venenosas vivas, lo que indicaba su naturaleza ctónica. Las Gorgonas y sus otras hermanas las Greas (y posiblemente las Hespérides) eran hijas de Forcis y Ceto. En la versión más conocida del mito, Medusa era originalmente una hermosa mujer humana. Poseidón se enamoró de ella, y la sedujo (o violó) en un templo dedicado a Atenea. Ambos dioses eran rivales desde que compitieran por el patronazgo de Atenas y los habitantes de la ciudad prefiriesen el olivo de Atenea a la fuente o los caballos de Poseidón. Tras descubrir la profanación de su templo, Atenea transformó a Medusa como castigo hasta tener la misma forma de sus hermanas Gorgonas. Sus cabellos se convirtieron en serpientes y su mirada tenía el poder de petrificar a cualquier criatura viva (según algunas versiones, fue Afrodita quien, celosa de su cabellera, la cambió por serpientes). Fue desterrada allende las tierras hiperbóreas. Mientras Medusa estaba embarazada de Poseidón, fue decapitada por el héroe Perseo con la ayuda de Atenea y Hermes. De la sangre que cayó al suelo o, según las versiones, de su cuello brotó su descendencia: el caballo alado Pegaso y el gigante Crisaor. Perseo usó la cabeza de Medusa para rescatar a Andrómeda, matar a Polidectes y, en algunas versiones, petrificar al titán Atlas. Entonces se la ofreció a Atenea, quien la colocó en su escudo, la égida. Según cuenta Pausanias en el libro II de su Descripción de Grecia, dedicado a Corinto, el mito de Medusa es una versión novelada de la historia de una reina quien, después de la muerte de su padre, habría recogido ella misma el cetro, gobernando a sus súbditos cerca del lago Tritonide, en Libia. Habría muerto de noche durante una campaña contra Perseo, un príncipe del Peloponeso. 7.2 PROMETEO ENCADENADO Prometeo es conocido en la mitología griega como benefactor de la humanidad, hijo del titán Jápeto y la titánide Temis. El mito de Prometeo es uno de los más conocidos, no sólo había engañado a los dioses haciendo que recibieran la peor parte de cualquier animal sacrificado y los seres humanos la mejor (en una pila, Prometeo colocó las partes comestibles de un buey y las recubrió con el vientre del animal, en otra puso los huesos y los cubrió con grasas; al pedirle a Zeus que eligiese entre las dos, el dios opto por la grasa y se sintió muy disgustado al descubrir que esta cubría pila de huesos), sino que también había robado el fuego para entregárselo a los mortales. Prometeo roba el fuego telúrico, aquel que surge de los volcanes, de la forja de Hefesto, introduciéndolo en una caña. Por este acto es que Zeus lo castiga a permanecer eternamente encadenado a una roca del Cáucaso, que según Hesíodo, el padre de los dioses queriendo destruir la raza humana y la había privado del fuego. Etimológicamente, el nombre del titán proviene de "Pro", antes y "Metheus", cuidado, previsor. Es Prometeo, que sacando a la humanidad en la oscuridad que se hallaba, ha traído el fuego que libera del miedo y permite el progreso. Asciende así a la categoría de un titán mártir que se enfrenta a un dios todopoderoso, arbitrario e injusto. "Por mi propia voluntad, por mi voluntad erré. No voy a negarlo. Por defender a los mortales, yo mismo encontré mis tormentos" (v. 266-267). Comete un error (hamartía) que se castiga con la tortura de soportar, parado en una desolada roca, los ataques continuos del águila de Zeus que le devora cada día el hígado el cual se vuelve a renovar durante la noche, y según la expresión de Esquilo, llega al saber a través de la experiencia dolorosa, necesaria para la adquisición de toda sabiduría. Pero hay un vínculo entre los dos personajes centrales de la obra: Prometeo y Zeus, aunque este último no aparezca, es a él que Prometeo se dirige cuando habla; y es que Prometeo conoce el destino. Esto sucede en Prometeo liberado, obra que no se pudo encontrar y sería la continuación de Prometeo encadenado, la trilogía se completaría con Prometeo portador del fuego que también se perdió. Este tema del secreto es el tema central que constituye el eje por donde giran todos los personajes de la primera parte. 7.3 CIPARISO- CIPRÉS En los campos de Cartea había un ciervo consagrado a las ninfas. Éstas lo cuidaban mucho pero el que más lo amaba era Cipariso, el más bello de la isla de Cos. Un día fatigado el ciervo se echa en la hierba a la sombra. Cipariso sin reconocerlo le lanza una jabalina matándolo. Al acercarse le reconoce y se desespera. El dios Apolo intenta consolarle. Las lágrimas abundantes ajaron sus facciones, sus cabellos se encanecieron y se elevaron al cielo formando una pirámide. Desde entonces estará presente en duelos y será compañero de las personas afligidas. 7.4 JACINTO-FLOR Un día Jacinto( príncipe espartano) quiere jugar con el dios Apolo. Apolo tira primero el disco con mucha destreza, enviándolo muy lejos. Jacinto intenta lanzar el disco, pero es tan torpe que el disco se suelta y le da en pleno rostro( hay versiones que dicen que el disco se desvió por causa del viento del oeste que estaba prendado del joven). La herida es mortal y Apolo no puede ayudarle, por ello promete que su sangre formará una flor parecida a la azucena, excepto en su color, que recordará el dolor del dios. 7.5 DAFNE - LAUREL Apolo se interesa por la ninfa Dafne, hija del río Peneo. Este interés se debe a que Apolo había estado molestando a Cupido y éste para vengarse había disparado dos flechas, una amorosa para Apolo y otra desdeñosa para Dafne. Apolo la perseguía intentando conquistarla pero Dafne huía de él . Finalmente Dafne llega a las riberas de su padre y le ruega ayuda. Entonces su cuerpo se cubre de corteza, sus pies se hacen raíces y sus brazos y cabellos son ramas cubiertas de hojaresca, convirtiéndose en un bello árbol, el laurel. Apolo decidió que ya que Dafne no podía ser su mujer, sería su árbol predilecto, hon4ra de las victorias y triunfos y que siempre conservaría su color verde. 7.6 ECO- VOZ/ NARCISO- FLOR Narciso era un joven de mucha hermosura que desdeñaba a hombres y mujeres. Un día salió a cazar y Eco( amante de Zeus y castigada por Hera a expresar sólo las últimas palabras de lo que quisiera expresar) le ve y se enamora de él, siguiéndole sin que él se diera cuenta pues quería hablarle pero no podía. Como estaba solo grita para ver donde estaban sus compañeros y entonces oye la dulce voz de Eco que repite todo lo que él dice. Finalmente se encuentran y Narciso queda desilusionado y huye de ella menospreciándola. Eco desea que cuando él se enamore se desespere tanto como ella ahora. La Venganza oye a Eco y la ayuda. Narciso se asoma a una fuente y ve su reflejo, Cupido entonces le clava una flecha y hace que Narciso se enamore de su reflejo, desesperándose pues no puede amarse a si mismo. Poco a poco , Narciso comienza a cambiar y se transforma en una flor hermosísima que se contempla en la fuente. Se dice que después de lo ocurrido a Narciso, Eco cae rota de amor por él. Sus hermanas le lloraban y Eco les respondía pero no encontraban su cuerpo. Pero aún a Eco se la escuchaba repitiendo las últimas palabras humanas por todo el mundo. 7.7 ARACNE- ARAÑA Existía una muchacha, Aracne, que era muy hábil tejiendo. Aracne reta a la misma Atenea y dice que lo hace mejor que ella. Atenea en principio toma el aspecto de una viejecita y se presenta ante Aracne intentando aconsejarla y persuadirla, pero Aracne la rechaza y le pide que retome su verdadero aspecto. Atenea enojada acepta el reto de ver quien teje mejor. Las dos hacen unas cosas muy bellas y perfectas. En el centro del lienzo Atenea retrata a varios dioses, señalando su descomunal poder y en las cuatro esquinas del lienzo representa castigos impuestos por los dioses a ciertas personas. Aracne por su parte representa todos los engaños cometidos por los dioses para enamorar, engañar y raptar a las ninfas. Atenea trata de encontrar algún error sin éxito. Furiosa lo rompe y castiga a Aracne transformándola en araña para que siempre haga lo que se le da muy bien: tejer hilo. VII. LEYENDAS Los mitos y dioses de la antigua Grecia nacieron allá por el año 2000 a.C., pero siguen siendo muy conocidos. Había dioses relacionados con cada aspecto de la existencia humana, desde el nacimiento hasta la muerte. Incluso los árboles, los ríos o el bosque tenían sus propios espíritus. Y estos se relacionaban con héroes, monstruos y seres sobrenaturales. En los mitos griegos, hasta los dioses más poderosos tenían amoríos y discusiones, como la gente normal; pero, en su caso, las consecuencias solían ser más graves... Existen versiones diferentes de todos estos mitos, pero la mayor parte de las historias nos dan la misma idea de los dioses: eran apasionados y, a menudo, luchaban entre sí; a veces participaban en batallas humanas… Según la Mitología Griega los dioses gobernaron el mundo es más dicen según la teoría griega que ellos crearon a los seres humanos… También los romanos influenciaron en los griegos, luego de dominarlos quisieron también ser dueños del mundo por ello se apropiaron de la imagen de los dioses dándole nombres nuevos… Los antiguos romanos se veían a sí mismos como amos y señores del mundo. En su mitología, la creación de Roma era aún más importante que la creación del universo… A pesar de todo, estos dioses y diosas, se hicieron populares en Grecia y Roma. El cristianismo comenzó a imponerse. En el año 392 se convirtió en la única religión oficial de Roma.

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